mete sus lenguas por el ozono
abre el pecho fulgurante e
infringe la ley de los escalofríos
regocija los iones de las sorpresas
impulsa el grito de gaviotas y albatros
quienes protegen su mar
el que lo aguarda
para mecerlo en sus temblores
el aguacero lo oculta lo contiene
aunque irrumpe su parpadeo secular
una tacuarita sonríe
con su plumaje llovido
espejando en el goteo
su cara de
dios infinito
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