sábado, 23 de enero de 2016

en el patio de mis poemas

vino a hablarme
la paloma ingrávida

a rescatar ramitas
en el patio de mis poemas

nace hierba de mi piel
árboles donde anidar nostalgias
donde depositar nuevas creaciones

detrás de mi aspecto
habita la inocencia

estaqueado

cristales en la calle
de caminar descalzo

ideas diluidas
en el mar de la esperanza

una melga de incertidumbre
hiere de muerte a la tierra

semillas atragantadas
germinan bienvenidas

respiro
estaqueado debajo del tiempo

obreras

las experiencias
trashuman la carne
penetran
hasta el filtro latente
para convertirse en palabras

obreras tomadas de la mano
túnicas que protegen al poema

escamas de cristal
en el espejo de los muertos

cuántas pulsaciones
fortalecen el decir
el extinguir signos abandonados

para concebir arte
en la transparencia de los sentidos

carozo inerte

comí oportunidades
terrones de su propia tumba

espacios desocupados

se alojan en mi estómago
todas las alegrías
                      y decepciones

bocanadas de mar
en mi impulso

golpea el lado izquierdo
hasta partirse
como un carozo inerte

a la buena de las hormigas
que así como te defienden
te muerden
en lo más bajo
en lo más interno
                      de tu niñez
                      de tu vejez

en el pie
que te sujeta
al borde del precipicio  

al momento de escribir

a través de la línea de tiempo
que me corona
detrás de mi corteza
las palabras circulan en estado líquido

los hijos subyacen
entre el circuito de mi impulso

desde allí
mis versos son una ráfaga

exhalación pura
de veneno poético

delirante sustancia
que se impregna en los temporales
de necios y esclavos

polen virgen
de exhaustas pecoreadoras

su extinción merodea
funesta y urgente
al momento de escribir

anidan

no hay pájaros en el amanecer
en la incertidumbre
que duerme debajo de mis palabras

afásica
mi boca libera truenos
expele inclemencias

días atónitos
se observan en espejos

hay bruma
empañando  las retinas

musgo
en la lengua
en las uñas del mar

una corona de espuma
en los pensamientos
que anidan detrás de mi frente

veleta

soy veleta
que pretende flechar
los puntos cardinales

atraerlos
con el grito oxidado de siempre

soy indecisión
norte
sur
este
o este?

tez de niño
perfumada de cosecha
adolescencia aromada
con mar salino
adulto candor
de pico y pala

cuarenta eternidades en su fin

y mi ansiedad
tirada por mil pájaros multicolores

miserables

este verano no vinieron
nos regalaron
el desahogo de los pensamientos
la mordida amorosa del paisaje

fuimos más felices
con los bolsillos gastados
con guijarros de arena
                              entre los dedos

de todas maneras
el mar se atragantó con la basura
la de nuestros estómagos
y la de nuestras bocas

no aprenderemos jamás
a sostener las manos
avejentadas de la vida

ni a no tomar tan a pecho
lo de la frente en alto
que se convierte en soberbia

continuaremos así
hasta que la arena
nos cubra las miserias

agonizante

me quedé sentado
absorbiendo el aire que acarrea el mar

desde el punto exacto
en que choca el pecho con algún hermano
esos
de " de vez en cuando"

aguardo impaciente
en la puerta de la eternidad
donde me tientan
el sí y el no

inmutable y adornado
inhalo y exhalo
el pulcro sabor

mientras placentera en mi cuello
la vida hurga
con sus labios morados

en defensa de la nada

el polvo de Dios
sobre la brosa de los pinos
en la cornisa del tiempo

la avaricia
mastica los días

un silencio habitado
establece la soledad
como única compañía del desamparo

las súplicas
con coronillas de diamante
son una burla a la nada

huérfana hermanita
que hunde los dientes
en eterna defensa

en irónica desigualdad

recién llegados

estrías en la mirada

se adormece
el estallido de las olas

el cabello del sol
se empapa entre espejos

estrellas diurnas
vienen y van

la felicidad abarca la visión
ante los recién llegados
que toman las manos
de nuestros inocentes

miedo al fin

pasto oloriento
en el borde de la arena

granos espejados

polvo de oro
sobre el inicio de la costa
en la lámina imantada del iris

un asombro perspicaz se mezcla
con racimos de hielo
dormidos sobre la nostalgia

sal en mis lentes

acariciando la barba
de la bruma recién nacida

espuma entre las algas
en los pétalos de la maravilla

en mis manos
se alborotan las caricias

y el miedo
a que termine el día
a que todo
sea una mentira

bicho canasto

imposible
no amar este cuerpo
que acarrea a mi vida

ese prisma sensible
moldeado por la lluvia caliente
e inquisidora de los días

impermeable
como un bicho canasto
que se hamaca en el Tamarisco
de los inicios de mi consciencia
y en este
que protege la playa

este ser
que a diario
sostiene mi mentiroso espejo

esa oruga silenciosa
que no cesa su andar

su algarabía por atraer mañanas

días venideros
donde guarecer al alivio

ahogado

no voy a ser otro muerto
en el olvido

exequias
sobre camalotes salinos

he de cubrir la niebla
con metáforas

inculcarle palabras
a mis hijos

regar la tierra
de mi semblante

empapelaré los cielos y las hierbas
las costas y los mares

he de nadar hacia lo profundo
a lo más antiguo del océano

hasta morir ahogado
con un verso

remar

es difícil
remar en un puerto
de aguas aceitadas

entre la picardía de lobos marinos
y corazas bañadas en óxido

remar estrellas        arco iris

entre las algas
que acarician mis suspiros

ya no voy a las plazas

ya no voy a dormir
                          a las plazas
ya
el aullido del mar
me contamina los horizontes

me pega en los ojos estrellados
en el cántaro de mis muertos

es la angustia
devenida en música
en etérea cadencia

ya no voy a dormir
                          a las plazas

será el hijo del océano
quien cubra mi cuerpo
de paraíso

cangrejo

pegar los ojos
en la mirada del oleaje

abrir los mares
con el filo de la nostalgia

erguido
en la cúspide del océano

aguardar las maravillas
ahuyentando al clima

solo el paraíso
solos los ojos

el ancho abrazo
el incógnito
              despertar de los sentidos

soy un cangrejo debajo de la arena
confiado en que jamás lo encontrarán

vestido de mar

como una parodia de los años
mi cuerpo envuelto
entre las olas

sal mezclada con la mía

la piel supura palabras
poemas estrictos

golpes
de viento y arena
en las sílabas
que protegen mis sienes

en mis ideas carcomidas
                          por gotas de mar

súplicas del sol
del paisaje

pidiendo a gritos
que no los dejen solos

el patio de los zorzales

perfume del Siempreverde
en mi patio
entre los zorzales
que enredan la siesta

en mi ímpetu
de hombre de todos lados

resolana
que amansa los ceños

vestigios de primavera
recién llegada
en los límites
entre el cielo y el mar

ungüento en mi entrecejo
donde mis párpados
se abren y cierran perezosos

vestigios del mar

descifrar las huellas en la arena
en las escamas de la brisa

el musgo habita en las rocas
en la sal de lo cotidiano

no es fácil
contar almejas entre las olas

hay exequias del pasado
entre los pies
en las caracolas secas

mudo el viento
testigo oculto
impostor de los recuerdos
que me emula

creyendo ser el dueño de la tierra

naciendo

 hay ahí una eternidad un sendero donde me paro y mis manos son íntimas placebo de sus pieles voces de mi intelecto a quién acudo de vez en ...