la piel orlada entre las aguas de tu cuerpo
quedó ahí toda la gente paralizada
ni el cambio de gargantas debilitó el grito
los humos del pensamiento y el deseo
enraizado hacia la eternidad
la hosca tentación de llamarte
desde los techos resbaladizos
desde el musgo de las tejas
de este precipicio donde me sostengo con dos dedos
el del amador y el de pedir
el que sostiene las partes del desgarro
el que quiere la vasoconstricción
el que absorbía el sudor de tus ojos
tu sonreír incontenible la plumita en nuestras manos
en el aliento que exhalamos y se mezcló para siempre
hoy llueve entre mi pecho y mi espalda
hoy llueve sobre nuestros rostros de sábado
llueve aquel instante en que dijiste
recordemos este perfume para siempre
este día inolvidable en que fuimos amor en que somos amor
a pesar de no saberte te sé
te leo una a una las capitas del alma
el sabor de tu saliva que hoy ya es mía
y me impide la resignación
...y pensé en los contrastes malditos que hay, entre un viaje al espacio y un niño sin pan... Silvio Rodríguez
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