pasan por las pelambres de la mugre
en medio del padre del hijo y del espíritu tanto
los garroncitos entumecidos las rueditas chillando
la escarcha en sus pelusas
tan míseros tan desdentados felices
con el pan enmohecido agrias
las vidas las mortuorias
los papelitos abollados dibujos de otros niños
escabullidos entre los perros
absorben su calor
arrancando el foco del fuego
bombean la tibieza del aliento
las uñitas resquebrajadas angurrientas
de arañar migajas frutos muertos
gajitos rescatados
restos de un ánfora
un sueño meditabundo los acuna
grosellas ceceando sobre sus cabezas
la memoria se les descarna ya extraviada
el hambre piensa por ellos
sus siluetas aquitectura del pobrerío
hacia pupilas sorprendidas
que comen que juzgan
que juegan a poseer
un enramado y una ranchada les anuncia
qué el sacrificio la miseria el porvenir
son maestros
que no acaban de nacer
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