con el corazón quemado entre las palmas
como un guacho del infierno
mancha acérrima del sol
convalezco atroz y salvaje
emulando mi primer día terrenal
una conspiración me aborda
anacrónico obnubilado
inmóvil ante un iconoclasta
clandestino dentro de la mismísima soledad
desgajo la incertidumbre actual y pasada
esa que rasga piel y yemas
a estos dedos fructíferos
apagado por el instante
detenido sobre la saliva
¿qué sesera no caduca?
semiabierta a punto del impacto
arráncome la vida para verme lo esencial
desnudo presa de mí mismo
el cazador cazado
pieles al hombro
desencajada la clavícula una
grieta en el esternón desaloja al roncador a ese sanguinario
que grita y grita y aturde
una coraza de sal desvencijando mis capas
rodea y disuelve
las palabras del interior
tan sólo agua de azahar
repica en las arterias y enfría el crisol
de mis nostalgias
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