éstas maderas con olor a vacío
que recubren la habitación desolada
se parecen a las heridas del alma
cicatrizan por fuera y por dentro
continúan supurando
y una vez más se silencian
observando el cortejo de lo continuo
las melancolías con ambas manos en la cara
tiradas contra el alféizar de una ventana llorona
aguardan el retorno de las dos caras del día
lunasol
noche esparciendo su propóleo
día sobrevolando su propio día
en los cuerpos que le fueron
los amores que aspiraron
su razón de ser o no ser
éramos esos tiempos lujuriosos
y sensibles encapsulados en nosotros nada más
como quien extracta el color al aire
y qué colores lleva el aire?
siento el ruido húmedo de mis ojos
cada vez qué recorren los ayeres
cuando regábamos el futuro
que hoy ya es un viejo
un sueño desintegrado
deambula en mí
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