corre la tempestad en mi memoria
lo que fue pudo haber sido
en la asonancia de la piel
la mano suave que humectaba
mis escalofríos se aleja y no cesa
hicieron silencio mis huesos
habita el día dentro del corazón negro de la muerte
el amor descansa sobre la espera
al repentino golpe de regreso
la herida herida ama con torpeza
con pasión sin ojos no ve el daño
que acaece sobre mi estrellita
el pequeño sustento fue vencido por el peso de mí necedad
sangre seca dejé en su latente
sobre el petricor que abría mí respiro
quiero volver a esa amalgama de deseos
que hoy rompe la luna
montando el lomo del pasado mi cuerpo se agita
la soledad se asolea sola
la rabia hinca el diente se culpa
se enreda un alambre en el cuello
para dejar la poesía deshabitada
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