jueves, 13 de septiembre de 2018

voceás

cuando siento tu voz acongojada
sobrevolando este mundo
una araña de hielo                      inyecta
la dosis que habita mi estómago

asesta una vejez en mi pecho
para huir de los tiempos
exiliándome de los instantes
hasta de mi propia poesía

será la muerte así                  un golpe
final de los sentidos                   una avalancha
última de amor

tu voz se me implanta como alma
para reemplazar la ya herida               desvencijada
poniéndole una flor piadosa            a las
exequias traslúcidas

tu aliento que sale de mi boca
es un alarido volátil                 eufórico               sosegado
amplía            mi valor              mi necesidad
hasta rozar tu perfección con las yemas

las que me permiten reconocerte
recuperar al menos un momento
en la vida irónica del ser
en los días inexpugnables

en las respiraciones sobre la brisa caliente
con la que tu tono
me resucita

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