el alma bebiendo agua entra y sale
del cuerpo
a su gusto y antojo celebra torva
las riquezas de la existencia
y el cuerpo así exánime
insostenible impune tambalea
a manos tan sólo de la brisa
quedando la estética inmunda
en la sima de los rastrojos
la sequedad que abre los puños
afloja el tendón se estira cada sostén
hasta que la nada es
esa totalidad vacía ese no caber en ninguna parte
esa hiel espesa sobre la lengua
que carcome el reciente pasado
la lentitud que invade el futuro
de todos
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