viernes, 19 de agosto de 2016

Mari

Mari la melancólica      comía sobras
de donde el sol escupía gritos y la lluvia
secaba algunas tardes

emulando palabras con timbre metálico
como si la boca le hubiese nacido
solo para frases importantes

Mari orinaba los portales de cuatro esquinas
bendiciendo el territorio que la albergaba
célebre y errante o certera
en las acciones que la vida exige

criaba perros a los que hubiese querido amamantar
de pura madre sin hijos de puro hembra nomas

cara de silencio    sonrisa compradora
le quedó chico el mundo
ante las miradas estériles     casi neutras de los sonámbulos
que la apedrearon con ignorancia

ansias
le sobraban de ser feliz
medios
le faltaban para quemar etapas
como brasitas que calientan el cuerpo áspero
de sembrar bondad

la calmaron almas buenas    debés en cuando
y en cuanto pudieron rajaron

se durmió imitando estrellas
palpitando a corazón partido
con el brillo de quien aguarda el porvenir

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