todo lo que mis ojos miran 
está lleno de mareas        como mi vida 
espumas blanquecinas    suaves     asfixiantes 
ese rumor de aguas enceguecidas 
rodantes          avasallando las sorpresas
la dicha de estar vivos         entre tanta muerte
entre tanto porvenir halagüeño
desmitificador de ahoras y después 
todo es extraño en compañía de la soledad
posee tanta presencia 
tanta herrumbre en las ansias
ambigüedad entre las encías
tras el pecho          la erosión de las vicisitudes comen al fin
mis restos carroñados
 
 
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