se parecían entre si se padecían
las almas tiradas al costado de los cuerpos
recien amados sudados
esperaban todo el tiempo para sacarse
la mezcla de cada quien
se olían los brazos los vellos electrizantes
hasta golpearse el escalofrío ante
la escena reciente
posaban sus cabellos contra los rostros
que soplaban advenimientos holgaduras
cadenas disueltas por la saliva
que acarrea pasiones
llevaban espuma de mares antiguos
en los ojos dragando
el corazón negro de la muerte
para arenar sus caminos tibios
de nuevo tránsito sibilinos
se esparcieron en todos los ámbitos
entre palabras posesos
miradas energúmenas
se llevaban se traían
se comprendían ante cada silencio
araban la algarabía la vía
dónde cada pocito los festejaba
sabían de qué se estaban hechos
aunque no se animaron
a sacudirse las improntas
los caracoles de sus huecos
eran son serán
padecimientos
...y pensé en los contrastes malditos que hay, entre un viaje al espacio y un niño sin pan... Silvio Rodríguez
lunes, 25 de junio de 2018
lunes, 18 de junio de 2018
germinación
ya se me fue el amor y ahora es verde
cómo el resplandor de la oscuridad
daga tremenda que me divide
hasta siempre
quién le buscará las risas
las caricias en sus manos anilladas
que me sabían a salvación
a rescate ecuánime en mitad de mi miedo
qué de tu boca donde refugiaba las emociones
ese casi vacío ya es total
esperador que he sido y sigo
si salteás los paladares de la realidad
acá con un lavadito entre los labios
la nostalgia me enfría la nuca
tus flores siguen naciendo en mi
me arde cada germinación
implantándose en el centro
yo que te veo en la lejanía
frente al mundo que asoma su salvajismo
ajetreo todo mi ser para con vos
y no me encontrás
dónde morará mi amor morado
burbuja que impacta en la sorpresa
pero estalla en el preciso instante donde
ya bajo no me digan nada
a seguir dándole cuerda a la mentira
hasta que regreses
o el frío me cubra
cómo el resplandor de la oscuridad
daga tremenda que me divide
hasta siempre
quién le buscará las risas
las caricias en sus manos anilladas
que me sabían a salvación
a rescate ecuánime en mitad de mi miedo
qué de tu boca donde refugiaba las emociones
ese casi vacío ya es total
esperador que he sido y sigo
si salteás los paladares de la realidad
acá con un lavadito entre los labios
la nostalgia me enfría la nuca
tus flores siguen naciendo en mi
me arde cada germinación
implantándose en el centro
yo que te veo en la lejanía
frente al mundo que asoma su salvajismo
ajetreo todo mi ser para con vos
y no me encontrás
dónde morará mi amor morado
burbuja que impacta en la sorpresa
pero estalla en el preciso instante donde
ya bajo no me digan nada
a seguir dándole cuerda a la mentira
hasta que regreses
o el frío me cubra
domingo, 10 de junio de 2018
mamá de casa
a mi madre
¿y cómo es que tus besos curaban
los raspones las picaduras ardiendo
en mi piel pequeña de recién en tierra?
mamá blanca corazón equivalente al mío
motor mío de una vez y siempre
sembrada en mi interior florecés
en cada pensamiento desde leche tibia en los inicios
madre que ha sufrido que ha parido
la paridad de la crianza junto al hombre
duro y débil que acarreás en las tempestades
en los veranos jocosos o niños en la playa
oh! niño que he sido joven que fui
hombre que soy desintegrado y completo
en los papeles del vivir
vos estás en los sorprendentes horizontes
en las manos que trabajan y acarician
o apañan como paños limpitos
en la sed cabalgando sobre mi cansancio
tu abrazo en mis años en cada mirarnos
en tu perdón a mi salvajismo
tu sonrisa
salva los momentos hasta la eternidad
¿y cómo es que tus besos curaban
los raspones las picaduras ardiendo
en mi piel pequeña de recién en tierra?
mamá blanca corazón equivalente al mío
motor mío de una vez y siempre
sembrada en mi interior florecés
en cada pensamiento desde leche tibia en los inicios
madre que ha sufrido que ha parido
la paridad de la crianza junto al hombre
duro y débil que acarreás en las tempestades
en los veranos jocosos o niños en la playa
oh! niño que he sido joven que fui
hombre que soy desintegrado y completo
en los papeles del vivir
vos estás en los sorprendentes horizontes
en las manos que trabajan y acarician
o apañan como paños limpitos
en la sed cabalgando sobre mi cansancio
tu abrazo en mis años en cada mirarnos
en tu perdón a mi salvajismo
tu sonrisa
salva los momentos hasta la eternidad
plomero gasista
a mi viejo
palpitante y furioso el trabajo
el sacrificio que golpea el tórax atorado
el alarido en las ganas
de volver a casa con los pasos vacíos
se cierran los deseos de una mejoría
en los días venideros donde anidan los sueños
los nudillos resecos de agua de frío o el esfuerzo perro
ladrándole la nuca como nuestras voces infantiles
esperando el gran momento
no le dejó paz el ansia ni el cambio expectante
cual nacimiento
en las pupilas cóncavas con que cavaba el instante
¿qué pasa por detrás de las frentes
al mirarnos ser tan distintos
tan unos tan nosotros mismos?
¿qué aprendí bien y qué mal?
¿qué aprendiz de padre no yerra
en la enramada manía de criar
sobre la maleza que oculta los sentidos?
no he de pecar contra la barriga grasosa de la muerte
ni esperar el día en que acabe la soledad
la asoleada sed de padre e hijo qué
nos hace simples tal cual somos
y equívocos e inequívocos nos sofoquen
el ardor las manos frescas y salvadoras
de la vida
palpitante y furioso el trabajo
el sacrificio que golpea el tórax atorado
el alarido en las ganas
de volver a casa con los pasos vacíos
se cierran los deseos de una mejoría
en los días venideros donde anidan los sueños
los nudillos resecos de agua de frío o el esfuerzo perro
ladrándole la nuca como nuestras voces infantiles
esperando el gran momento
no le dejó paz el ansia ni el cambio expectante
cual nacimiento
en las pupilas cóncavas con que cavaba el instante
¿qué pasa por detrás de las frentes
al mirarnos ser tan distintos
tan unos tan nosotros mismos?
¿qué aprendí bien y qué mal?
¿qué aprendiz de padre no yerra
en la enramada manía de criar
sobre la maleza que oculta los sentidos?
no he de pecar contra la barriga grasosa de la muerte
ni esperar el día en que acabe la soledad
la asoleada sed de padre e hijo qué
nos hace simples tal cual somos
y equívocos e inequívocos nos sofoquen
el ardor las manos frescas y salvadoras
de la vida
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