sábado, 25 de julio de 2015

Caricias

en la vereda de la costa
los golpes me sacuden el pelo
me arremeda la distancia

es en ese sitio
en que la realidad se bifurca de mis estambres
de la misma manera que la sal
se separa del mar para impregnarse
quién sabe en qué cuero

porque la cotidianidad me sostiene a diario

soy un hipocampo con riendas

la inocencia
gastada
me proclama "dominado"

por otra parte
el paisaje cicatriza mis muñecas
y le devuelve oxígeno virgen
a mis adentros

me arrojan migajas los albatros
y los barcos desempañan mis pupilas

es el sol quién juega a cerrarme los ojos
a inspirarme en el arrullo
de la esencia

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