miércoles, 1 de abril de 2015

Permanecer

cielo azul
benteveos en la siesta

donde los ciruelos 
perfuman y acarician

me mece un sillón anaranjado 
mientras nace una cascada de mi frente

mis manos florecidas
revuelven las partículas de la tarde

y una amapola late en mi lado izquierdo
donde los sentidos se acurrucan

estoy poseído
me invaden 
embrujos de la naturaleza

un arroyo insiste 
en gastar las piedras de mi estómago

la tibieza de esos días me persuade
la completa libertad
la niñez

mis pies han hecho raíces
en aquel sitio
raíces añejas 
imposibles de arrancar

mantos de hojas secas
cubren este corazón empecinado

camino sobre ellas
masticando flores de acacia

yo
ese niño
yo
este niño

coleccionista de piedras eternas
en plazas arquitectónicas

escondido en pinos a ras del piso
sin querer salir nunca de allí

          todos mis días

a la infancia
voy y vengo

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