jueves, 8 de agosto de 2013

Huellas

guardé mis manos
en el cajón de la cómoda
hasta que la ferocidad
                            de tu amor
venga a reclamármelas

traje a tirones la mañana
porque mis pupilas
                        solo reflejaron la luna

pero la escarcha
escarba en mis huesos
y tus palabras
se diluyen en la mente

y de pronto
me salva el alarido del recuerdo

aunque sé que ya no es

el deshielo me asedia
cuando tu olor está en todas las flores

y separa la maravilla
del espanto


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