domingo, 23 de junio de 2013

Inclaudicable

fui otro nefasto
como cada uno de los
que se creen dueños

un rico diablo
que pateó piedritas con los sentimientos

criado entre latas y moho

un día herí mis ojos
para evitar sus caras irrompibles

tapé con canciones
mis oídos lacerados

colgué mi corazón de un clavo
en paredes de adobe
con ventiluces atravesados
por las manos horadadas del sol

coleccioné el caminar crujiente
de los pobres
el humo ciego de los ranchos

reí viciado
lloré sangrante

regalé mis letras
leí sus penas
mis miserias

y caí muerto

sabiendo que mi conciencia
jamás va a claudicar

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