Una mujer del Norte
se inquieta a mi paso;
con rostro expresivo,
sonrisa infinita y
dos flores inquietas
qué gritan amor.
Una mujer de Centroamérica
acaricia dulcemente mis letras,
con mar en sus venas,
semillas intactas y
un lápiz con balas
qué sueña la Paz.
Una mujer del Sur
agita mi insurrección,
con manos de libro
pronto a leer,
corazón infalible
y tres estrellas
a flor de piel.
Mujeres latinas
qué hacen revolución y
sueñan a cada instante,
su triunfo y su amor.
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