Quisiera cegarme por un instante
para que mi mano pueda leer
el Braile de tu cuerpo
vibrante.
Quisiera ser gota de sudor
que recorre tu piel
y llega hasta tu boca
donde pruebas mi sal
sin pudor.
Quisiera ser tu bolígrafo
para que me manejes
a criterio
y conmigo hagas
maravillas
en un verso, en un párrafo.
Quisiera ser niño
para que tu mano
me acaricie, me acune
y recibir de tu seno
goteante de amor,
la proteína de tu vida.
Quisiera ser revolución
para que enarboles
mi bandera,
me ames
hasta la victoria siempre
y liberes miles de pueblos
con tu insurrección.
Pero, más aún, quisiera ser tu
para que te guste lo vulgar,
( una tonta poesía,
un guiño de complicidad );
o tal vez algo grande,
como una dulce canción de Silvio,
un cuento de Cortázar,
la roja estrella de una boina,
y así, entonces,
te enamores de mi.
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