domingo, 10 de junio de 2018

plomero gasista

                                                               a mi viejo



palpitante y furioso       el trabajo
el sacrificio que golpea el tórax atorado
el alarido en las ganas
de volver a casa con los pasos vacíos

se cierran los deseos de una mejoría
en los días venideros         donde anidan los sueños
los nudillos resecos           de agua de frío o el esfuerzo perro
ladrándole la nuca como nuestras voces infantiles
esperando el gran momento

no le dejó paz el ansia ni el cambio expectante
cual nacimiento           
en las pupilas cóncavas con que cavaba el instante

¿qué pasa por detrás de las frentes
al mirarnos ser tan distintos
tan unos tan nosotros mismos?

¿qué aprendí bien y qué mal?
¿qué aprendiz de padre no yerra
en la enramada manía de criar
sobre la maleza que oculta los sentidos?

no he de pecar contra la barriga grasosa de la muerte
ni esperar el día en que acabe la soledad
la asoleada sed de padre e hijo qué

nos hace simples tal cual somos
y equívocos e inequívocos          nos sofoquen
el ardor       las manos frescas y salvadoras
de la vida


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