lunes, 25 de junio de 2018

padecientes

se parecían entre si                  se padecían
las almas tiradas al costado de los cuerpos
recien amados                           sudados

esperaban todo el tiempo para sacarse
la mezcla de cada quien
se olían   los brazos  los vellos electrizantes
hasta golpearse el escalofrío ante
la escena reciente

posaban sus cabellos contra los rostros
que soplaban advenimientos       holgaduras
cadenas disueltas por la saliva
que acarrea pasiones

llevaban espuma de mares antiguos
en los ojos           dragando
el corazón negro de la muerte
para arenar sus caminos tibios
de nuevo tránsito                sibilinos

se esparcieron en todos los ámbitos
entre palabras             posesos
miradas energúmenas
se llevaban                   se traían
se comprendían ante cada silencio

araban la algarabía           la vía
dónde cada pocito los festejaba

sabían de qué se estaban hechos
aunque no se animaron
a sacudirse las improntas
los caracoles de sus huecos

eran      son       serán
padecimientos

   




lunes, 18 de junio de 2018

germinación

ya se me fue el amor            y ahora es verde
cómo el resplandor de la oscuridad
daga tremenda que me divide
hasta siempre

quién le buscará las risas
las caricias en sus manos anilladas
que me sabían a salvación
a rescate ecuánime en mitad de mi miedo

qué de tu boca donde refugiaba las emociones
ese casi vacío ya es total
esperador que he sido y sigo
si salteás los paladares de la realidad

acá con un lavadito entre los labios
la nostalgia me enfría la nuca
tus flores siguen naciendo en mi
me arde cada germinación
implantándose en el centro

yo que te veo en la lejanía
frente al mundo que asoma su salvajismo
ajetreo todo mi ser para con vos
y no me encontrás

dónde morará mi amor morado
burbuja que impacta en la sorpresa
pero estalla en el preciso instante donde

ya bajo          no me digan nada
a seguir dándole cuerda a la mentira
hasta que regreses
o el frío me cubra




domingo, 10 de junio de 2018

mamá de casa

                                             a mi madre

¿y cómo es que tus besos curaban
los raspones las picaduras ardiendo
en mi piel pequeña de recién en tierra?

mamá blanca         corazón equivalente al mío
motor mío de una vez y siempre
sembrada en mi interior             florecés
en cada pensamiento          desde leche tibia en los inicios

madre que ha sufrido que ha parido
la paridad de la crianza           junto al hombre
duro y débil que acarreás en las tempestades
en los veranos jocosos o niños en la playa

oh! niño que he sido            joven que fui
hombre que soy desintegrado y completo
en los papeles del vivir

vos estás en los sorprendentes horizontes
en las manos que trabajan y acarician
o apañan como paños limpitos
en la sed cabalgando sobre mi cansancio

tu abrazo en mis años           en cada mirarnos
en tu perdón a mi salvajismo
tu sonrisa
salva los momentos hasta la eternidad

plomero gasista

                                                               a mi viejo



palpitante y furioso       el trabajo
el sacrificio que golpea el tórax atorado
el alarido en las ganas
de volver a casa con los pasos vacíos

se cierran los deseos de una mejoría
en los días venideros         donde anidan los sueños
los nudillos resecos           de agua de frío o el esfuerzo perro
ladrándole la nuca como nuestras voces infantiles
esperando el gran momento

no le dejó paz el ansia ni el cambio expectante
cual nacimiento           
en las pupilas cóncavas con que cavaba el instante

¿qué pasa por detrás de las frentes
al mirarnos ser tan distintos
tan unos tan nosotros mismos?

¿qué aprendí bien y qué mal?
¿qué aprendiz de padre no yerra
en la enramada manía de criar
sobre la maleza que oculta los sentidos?

no he de pecar contra la barriga grasosa de la muerte
ni esperar el día en que acabe la soledad
la asoleada sed de padre e hijo qué

nos hace simples tal cual somos
y equívocos e inequívocos          nos sofoquen
el ardor       las manos frescas y salvadoras
de la vida


naciendo

 hay ahí una eternidad un sendero donde me paro y mis manos son íntimas placebo de sus pieles voces de mi intelecto a quién acudo de vez en ...