miércoles, 25 de abril de 2018

somos

cómo es que tu cara se limpia con mis manos
éstas           que han palpado la tibieza de tu sangre

el alboroto que me desapresa
todo el tiempo en que te pierdo y
me perdés en el acerbo de los días

frente a tus ojos         los míos
encuentran la grandeza
mas se impregnan se abarrotan
en las palmas de la delicia

se esperan se llueven se acarician se reconocen
ensanchan la lágrima           asesinan injustos
en la complejidad del presente

las lenguas inventan nuevas lenguas
fusionan mieles sobre las bocas calientes
en los vientres fríos que se entibian
entre si

y me pedís mucho y te pido todo
aunque seamos porciones         apenas escorias
migajas          formando la totalidad
y somos y no somos aunque seamos
y el resto no lo apruebe
aunque no nos importe

si nuestras médulas se han fundido en una
y más temprano que tarde nos albergue
la panza temblorosa de la tierra

jueves, 12 de abril de 2018

silencicidio

nos lavamos la cara en ésta nada
de agua agrotóxica que arremete
ante los días       apretándonos a ellos
a bofetadas a rancias ansias de devastarnos

otra nada nos espera más allá del último día
sin pelearnos        sin pelarnos
hay que descubrirla para saber de qué se trata

éstas dos nadas nos dividen el cuerpo
dejándonos atónitos aguardando una respuesta

avión tras avión         nos atestan          nos apestan
con el voraz intruso blanco
quien nos consume desde el alimento
matándonos el alarido    los días venideros
apedreándonos el por hacer           la constancia

hasta que logremos un absoluto silencicidio
en el que nos ahoguemos
tétricos patéticos pálidos
a la hora de gritar

martes, 10 de abril de 2018

muerte blanca

somos padecimientos como aves despenachadas
veneno             que tomaste los trenes de mi sangre
hasta dejarme helado como ser sin alma

cual alas que alan la verdad
cuando se les toca lo oscuro y nos amenazan
hasta después de muertos

la muerte blanca nos habita el respiro
el poro salvaje       la mariposa de la dignidad
suave riqueza de los que nada

posamos la frente en el polvo celeste
que nos alza las comisuras
hasta taparnos la sombra alada del final

nos destierra la tierra nos intoxica la toxicidad
nos colma el espanto  nos enferma
las extremidades los adentro los afuera
nos adormece nos mata
pero no cierra nuestras bocas

viernes, 6 de abril de 2018

la voz gigante

le quedó el alma muda     el cuerpo estéril
es que no le dieron oportunidad
lo pulverizaron prematuro      antes de conocer el aire

es una flor que balbucea       que no pide más
él no comenzó a jugar          perdió desde la placenta

y aún lo siguen regando        como una balacera
como a un transgénico          una mutada soja
atado hasta el cuello              hasta en la risa

a sus alrededores se fumigan los sueños
la dignidad       el hambre     
la mujer            el hombre         sus juguetes

como perros acerados se les lanza
el poder para que crepiten
para que no coronen la verdad     
la pobreza        la inocencia

dónde están los pasos mal dados
el macabro acertijo del glifosato
la arrugada frente de la avaricia
el mal aliento del inquisidor

quienes no comprenderán jamás
las voz gigante de los pobres

moscas

entre humos y críos desesperados
donde me apego a las circunstancias de defensa
de jardines nocturnos             de esperanzas florecidas
en los acarreos del mañana             sobre las manos empapeladas

correría a cristalizar los cielos donde se riega la soberbia
el poder con las manos empedradas
martillos violentos que desgranan nuestras sienes
todo lo que deambula debajo de la temperatura
que nos recobra atesorándonos el tesoro
la desobediencia del desamparo

hay que vivir para desvivirse
para sacudirles las sustancias
que se nos impregna en los parietales
desgastados   mellados     opulentos

descríbanme los atardeceres del futuro
la semblanza intoxicada que me alardea la frente
incontenible enredo del que no huiremos
como moscas arañadas

naciendo

 hay ahí una eternidad un sendero donde me paro y mis manos son íntimas placebo de sus pieles voces de mi intelecto a quién acudo de vez en ...