martes, 12 de diciembre de 2017

muerte del sepulturero

cuando no quede agua en la garganta y
sea tan solo un muerto mal llorado
clareando vendrá la vejiga de lo que guardo

un conspicuo corazón rescatará
                                             entre salivas urgentes
las palabras que no he podido gastar
las bonachonas las maliciosas
                                          blasfemias a punto

dientes blancos de mi semblante aguerrido
que han destrozado los caminos terrosos
los vinos aguachentos entre preguntas irrespondibles

empalizadas que no me detuvieron
hasta la funesta repodrida
espeluznante                    anacrónica maquina del frío

te cercioro         te cerceno el impedimento
a través de la lucha que perdura después del último día

llevo mi pala hacia la posteridad
al recuerdo de tantos seres que sintieron
el terrón de pena con que los vestí
sin medida            fingiendo

hoy             que corro su misma suerte
me aferro a la negación de partir
hacia los finísimos sonidos de las estrellas
hasta el reflejo de los mares

sueños eternos que me involucran
entre las palmas de sus polvos
entre los polvos de sus palmas

sana costumbre de la vencedora
irrefutable manía de vencer
de aparcar en el silencio
                                sobre cada desconocido

arrancarlos a la vida como cardo negro
en flor               lila flor             esplendor de sus espinas
que perecen ante las garras de la doña

roña en la que me convertiré
exhaustiva proteína de lo venidero

aniquilado          carezco           perezco
perezoso sueño al que me iré acostumbrando
como al morir jamás

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