La maza y el cincel
cantan con timbre metálico.
La mano herida
sangra un corazón.
.
.
Solo con sudor piensa
en el mañana,
el hoy se está
transformando
ya en el ayer.
.
.
El polvo irrita el ojo
y empasta su boca
jadeante de labor.
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El futuro está en su mente
con sonrisas y niñez,
por sus hijos se desgarra
y si hay qué dejar la vida
lo hará también.
.
.
A la hora del descanso
lo aguarda un mate
aliviador,
mientras tanto va
pensando en las
caricias de su amor.
.
.
El regreso al hogar
al fin llegó,
los hijos felices,
entre besos y abrazos
lo recibirán.
.
.
El descanso deberá esperar
llegó la hora de jugar.
Arde el tajo en la mano,
quema el pecho
en dulce flama.
.
.
La obra lo espera
y lo ama.
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