lunes, 6 de julio de 2009

Venga el amor



Tengo la sangre de un niño
tatuada en la piel, la
lágrima ingrata
no me deja
ver.

El arma se calla, se pone a correr.
La bomba ensordece,
que vamos a
hacer.

Un gran nigromante
la invita a pasar y
viene la muerte,
no quiere
esperar.

Recoge a aquel niño
lo va a devorar, su
traje de espanto
le quiero
arrancar.

Cuando abre su boca, tremenda,
el niño lo logra
besar.

Se esfuma la parca gritando,
con el nigromante
colgando a
su par.

El niño ya erguido
comienza a
jugar.

Un ave brillante
se pone a
llorar.

No es ave, es un Ángel
que triste que
está.

Retorno del sueño,
tendré que
esperar.

Que venga el Querube
la muerte aún
está.

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