lunes, 6 de julio de 2009

Solo para amar


Cual nudo marino
enredaron sus cuerpos
para amar.
Ella le ofrendó
los más bellos aromas
de su piel,
los curiosos girasoles
de su pecho,
la humedad más dulce
de su amanecer.

Él la suave danza
de hoja otoñal,
suicidándose
por la vida
de su amado árbol.
Otorgóle cuidados
de infancia sin igual,
de su interior
más interior,
el más fecundo
caudal.

Nadie pudo ingresar
a su infinito e
impenetrable
sistema solar.
El nuestro en un instante
colapsó,
el suyo eternamente
para amar
sobrevivió.


No hay comentarios:

naciendo

 hay ahí una eternidad un sendero donde me paro y mis manos son íntimas placebo de sus pieles voces de mi intelecto a quién acudo de vez en ...